Editorial de Federico Bernal en Mañana Nacional: Ayer analizábamos con Leo Bilanski, en base a datos de Mundo
Empresarial, que las importaciones de indumentaria crecen en términos
interanuales 23 por ciento, más de la mitad provienen de China. Las
ventas de calzado han caído de 20 a 25 por ciento durante el primer
semestre. Hubo un fuerte crecimiento de las importaciones de calzado
terminado del 42 por ciento en términos interanuales. Desde el sector de
la marroquinería señalan que durante los primeros seis meses se vendió
un 25 por ciento menos en relación al mismo período del año pasado. Hubo
un fuerte aumento de importaciones de carteras, mochilas, valijas,
billeteras y similares, con un crecimiento promedio del 24 por ciento en
los primeros cinco meses del año. El 89 por ciento es de origen chino.
El sector de madera y muebles es uno de los rubros más afectados del
entramado productivo doméstico, como consecuencia de una fuerte caída de
la demanda local. El achicamiento del mercado fue del 40 por ciento en
enero–mayo. En el rubro de compensado, terciado y aglomerado, con fuerte
presencia en Misiones, el consumo bajó de 14.000 a 8000 m3 mensuales,
por lo que la entrada de 3000 m3 de productos importados pasó a
representar del 21 a casi el 40 por ciento del consumo aparente. Las
importaciones de madera se dispararon un 15 por ciento, colchones y
sommiers, 20 y asientos, 36. Las importaciones de juguetes mostraron una
fuerte aceleración durante mayo (49 por ciento interanual). El rubro
línea blanca registra caída del mercado interno junto a un fuerte
incremento en la oferta de productos importados, especialmente de
Brasil. Se importaron 40 mil heladeras, cantidad muy por encima de las
compras externas de 2015. En lavavajillas hubo un aumento interanual del
164 por ciento, de estufas (44), calefones y termotanques (27). La
maquinaria de origen nacional está perdiendo participación en el mercado
frente a la importada. La compra externa de tractores aumentó 72 por
ciento y cosechadoras, 40 durante los primeros cinco meses del año. Los
vehículos brasileños siguen avanzando en el mercado local: acumulan a
mayo un alza de 43 por ciento en términos interanuales para los
vehículos livianos (pick-ups subió 66 por ciento y automóviles, 40). Las
importaciones de motos aumentaron a pesar de la caída de la demanda
doméstica. La entrada de motos terminadas creció 239 por ciento durante
los primeros cinco meses del año y se duplicó la de motos completamente
desarmadas: pasaron de 38 a 75 millones de dólares, lo cual es una
barbaridad como ayer nos explicaba Daniel Tigani, industrial PyME de las
motos: las arman en las concesionarias sin ningún tipo de control. En
fin, mercado interno camino al infierno, aparato productivo e industrial
reprimarizándose, economías regionales en quiebra. Y así podríamos
seguir y seguir.
El relato macrista para que apoyemos este modelo de acumulación que
sólo beneficia al 0,1% de la población y que excluye a todas las
provincias a excepción de las pampeanas, es que nos estamos convirtiendo
en el “supermercado del mundo” y que las importaciones son buenas
porque somos un país pobre y como tal, los pobres tendremos acceso a
productos mucho más baratos, que son los importados.
Vamos a responder desde la historia. El siglo XIX tuvo un momento de
grandes y fundamentales debates en torno al proteccionismo o
librecambio. Nos referimos a los debates que precedieron al Pacto
Federal de 1831 y que no hacían sino poner sobre la mesa el descontento
generalizado del país, su postración semicolonial a pesar de haberse
independizado de España y la negativa a una organización constitucional y
territorial (la propuesta por Buenos Aires) que agudizaba la
segregación de más provincias, o bien, las inviabilizaba sin
expulsarlas.
En la vereda opuesta del proteccionismo, la posición conservadora de
la burguesía comercial de Buenos Aires cuya delegación en las
negociaciones de 1830 (de cara al Pacto Federal de 1831) fue encabezada
por José María Roxas y Patrón. En su memorando se explicaba la “tesis de
que los impuestos prohibitivos o proteccionistas eran irrazonables y
hasta peligrosos. Si la industria demostraba su capacidad de prosperar
sin protección, los impuestos altos eran manifiestamente injustos tanto
para el consumidor como para el productor. Si, por otra parte, el país
carecía de industrias, o no podía competir con buen éxito con la
producción extranjera, la protección era injusta porque restringía el
consumo… Una política como la que propiciaba Corrientes [Pedro Ferré]
produciría un aumento general de precios de los artículos de primera
necesidad… [En definitiva] El proteccionismo minaría la prosperidad de
la industria pastoril , no sólo porque provocaría un alza en el costo de
la vida, sino también porque perjudicarían el comercio de exportación
del país”
En fin y como proponemos desde Mañana Nacional, empoderamiento sin
conciencia histórica es destino de fracaso. Conciencia histórica y
conciencia nacional. Enraizarnos en nuestra historia verdadera, porque
sólo allí es donde los enemigos históricos y tradicionales del pueblo
argentino afloran en toda su magnitud, porque allí es donde la
experiencia histórica nos brinda las herramientas para que nuestra
revolución sea definitiva, y no les perdone ni tantito así.
Fuente: Radio Rebelde