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martes, 27 de noviembre de 2018

Alemania: el regreso de los nazis

En los últimos años se ha visto el crecimiento de la ultraderecha en Europa. Además de políticas económicas y políticas marcadas relacionadas históricamente por la derecha, resurgen con fuerza las ideas misóginas, xenófobas y racistas. Europa es la cuna del fascismo, luego de la Segunda Guerra Mundial estas expresiones se vieron aplacadas casi totalmente, o mantenidas en la clandestinidad. Sin embargo, en los últimos tiempos los partidos y grupos que reivindican abiertamente el fascismo han salido a la luz y han mostrado un crecimiento. El aumento de la migración masiva a Europa, ha proporcionado el impulso que necesitaban estas agrupaciones para su crecimiento. Alemania y Polonia sean quizás los ejemplos más alarmantes de una Europa que muestra su faceta más fascista desde el siglo pasado. Desde que Alternativa para Alemania (AfD) llegó al Parlamento alemán se fue asentando la idea de un neofascismo como fuerza viva de la política en ese país. Los recientes sucesos en Chemnitz, donde grupos con simbología abiertamente nazi se manifestaron en las calles y protagonizaron escenas de violencia, luego de que un diputado de AfD filtrara información de que supuestamente un migrante había asesinado a un ciudadano alemán, encendieron las alarmas de las autoridades alemanas. Angela Merkel, que representa a la derecha alemana, es vista por estos grupos como una débil que ha abierto la puerta a los migrantes indiscriminadamente. Polonia por otro lado, también se ha convertido en uno de los focos más alarmantes de resurgimiento del neofascismo. El partido Ley y Justicia, PiS, en el Gobierno polaco, ha mostrado acercamientos a las ideas fascistas y ha mantenido silencio ante las manifestaciones públicas de organizaciones que reivindican a Hitler y el nazismo. Jarosław Kaczyński, líder del PiS, es el hombre fuerte de la política polaca y es fuertemente cuestionado por el resto de Europa por sus ideas y políticas cercanas al fascismo. El Parlamento Europeo (PE) ha votado en varias ocasiones resoluciones que llaman la atención al Gobierno de Polonia, por la peligrosidad de las expresiones políticas fascistas que vienen desarrollándose en ese país.