Fabián Solari - Siempre sostuve que hay que hablar del candidato propio y sus virtudes
sin tener en cuenta al adversario, y lo sigo sosteniendo. Pero cuando ya
lo dijiste todo, lo comentaste, lo analizaste, lo quisiste debatir - y
del otro lado no hubo respuesta más que la repetición de la palabra
cambio y la frase revolución de la alegría - y ya no hay más porque todo
fue puesto sobre la mesa, me veo en la obligación de seguir hablando de
mi candidato sin hablar de él ya que su adversario atenta una y otra
vez contra la justicia, la economía nacional y las instituciones. Me
siento en la obligación de hablar de esos desaciertos en favor de una
patria con justicia social, independencia económica y soberanía
política. Aristóteles dijo que no basta decir solamente la verdad, mas conviene
mostrar la causa de la falsedad y en esos estamos, demostrando una y
otra vez las andanzas del procesado candidato de Cambiemos.
La famosa grieta. Esa grieta que siempre existió pero que cuando ellos
estuvieron en el poder le hicieron creer al pueblo trabajador que había
que estar unido en pos de una Argentina mejor para todos cuando en
realidad era mejor para unos pocos. Néstor Kirchner llegó desde el sur para quitarle
las vendas de los ojos a la gente y dejar al desnudo esa realidad que
tan sabiamente Marx descubrió y por eso marxismo, socialismo y comunismo son mala palabra: la lucha de
clases es el motor de la historia, es decir, la grieta existió siempre y
mientras el sistema capitalista impere, cada día será más profunda.
¡Trabajadores del mundo, uníos! es un lema político escrito por Karl
Marx y Friedrich Engels quienes seguramente jamás imaginaron que a los
trabajadores lograrian confundirlos tanto como para unirse en favor de
sus explotadores.
La lucha de clases es el motor de la historia y al que así no lo
entienda le costará entender la historia. La paz y la tranquilidad que
pretenden los menos es aquella que se basa en el dominio de su clase por
sobre la otra. Y si lograron llegar a esta instancia crucial es porque
el poder mediático - del cual son dominadores - sustentado en la
ignorancia que ayudó a forjar en las últimas décadas ha logrado que el
oprimido adore al opresor y que logre creer que nació para ser
explotado. La realidad que viven es superada ampliamente por la
virtualidad brillosa que les vomitan 24 horas dentro de sus casas y sus
oídos.
Los que se autodenominan apolíticos - no existe ese concepto porque tod@s
somos políticos - dicen sentirse molestos porque los molestamos y no los
dejamos ser libres y pensar lo que quieran. Desde mi humilde lugar en
el mundo reflexiono ante semejante inexactitud: si les molesta la
política no se hagan eco de nada ni se quejen de nada nunca más, si se
sienten invadidos porque en el inicio leen a sus contactos, revean su
propia cosmovisión, salvo que la molestia sea en sus propios muros
porque los invaden hablándoles de algo que supuestamente no les
interesa. Nadie coarta la libertad de nadie por hablar de política, ¿o
acaso a mis contactos macristas les voy a impedir hacer o decir algo?
Raro todo, porque no les molesta cuando lo que leen no es oficialista,
solo expresan una muy tibia crítica.