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sábado, 21 de noviembre de 2015

De fieles e infieles como lectores de una realidad real

Fabián Solari - Siempre sostuve que hay que hablar del candidato propio y sus virtudes sin tener en cuenta al adversario, y lo sigo sosteniendo. Pero cuando ya lo dijiste todo, lo comentaste, lo analizaste, lo quisiste debatir - y del otro lado no hubo respuesta más que la repetición de la palabra cambio y la frase revolución de la alegría - y ya no hay más porque todo fue puesto sobre la mesa, me veo en la obligación de seguir hablando de mi candidato sin hablar de él ya que su adversario atenta una y otra vez contra la justicia, la economía nacional y las instituciones. Me siento en la obligación de hablar de esos desaciertos en favor de una patria con justicia social, independencia económica y soberanía política. Aristóteles dijo que no basta decir solamente la verdad, mas conviene mostrar la causa de la falsedad y en esos estamos, demostrando una y otra vez las andanzas del procesado candidato de Cambiemos.
La famosa grieta. Esa grieta que siempre existió pero que cuando ellos estuvieron en el poder le hicieron creer al pueblo trabajador que había que estar unido en pos de una Argentina mejor para todos cuando en realidad era mejor para unos pocos. Néstor Kirchner llegó desde el sur para quitarle las vendas de los ojos a la gente y dejar al desnudo esa realidad que tan sabiamente Marx descubrió y por eso marxismo, socialismo y comunismo son mala palabra: la lucha de clases es el motor de la historia, es decir, la grieta existió siempre y mientras el sistema capitalista impere, cada día será más profunda.
¡Trabajadores del mundo, uníos! es un lema político escrito por Karl Marx y Friedrich Engels quienes seguramente jamás imaginaron que a los trabajadores lograrian confundirlos tanto como para unirse en favor de sus explotadores.
La lucha de clases es el motor de la historia y al que así no lo entienda le costará entender la historia. La paz y la tranquilidad que pretenden los menos es aquella que se basa en el dominio de su clase por sobre la otra. Y si lograron llegar a esta instancia crucial es porque el poder mediático - del cual son dominadores - sustentado en la ignorancia que ayudó a forjar en las últimas décadas ha logrado que el oprimido adore al opresor y que logre creer que nació para ser explotado. La realidad que viven es superada ampliamente por la virtualidad brillosa que les vomitan 24 horas dentro de sus casas y sus oídos.
Los que se autodenominan apolíticos - no existe ese concepto porque tod@s somos políticos - dicen sentirse molestos porque los molestamos y no los dejamos ser libres y pensar lo que quieran. Desde mi humilde lugar en el mundo reflexiono ante semejante inexactitud: si les molesta la política no se hagan eco de nada ni se quejen de nada nunca más, si se sienten invadidos porque en el inicio leen a sus contactos, revean su propia cosmovisión, salvo que la molestia sea en sus propios muros porque los invaden hablándoles de algo que supuestamente no les interesa. Nadie coarta la libertad de nadie por hablar de política, ¿o acaso a mis contactos macristas les voy a impedir hacer o decir algo? Raro todo, porque no les molesta cuando lo que leen no es oficialista, solo expresan una muy tibia crítica.