Festejaste la muerte de Néstor y te reíste del dolor y las lágrimas de los millones de argentinos que lo lloramos. Como no te alcanzaba con eso, llegaste al absurdo de decir que era mentira que se había muerto y que no estaba adentro del cajón.
Te cansaste de llamarme “choriplanero”, “mantenido” y “negro de mierda”. No perdiste oportunidad para decir que yo defendía al gobierno porque seguramente me pagaba La Cámpora.
Destilaste veneno porque “la sirvienta” se podía comprar el mismo televisor o el mismo aire acondicionado que vos.
Y ahora pretendés que yo haga de cuenta que aquí no ha pasado nada porque se viene una época de unión y de concordia entre todos los argentinos. ¿Me estás cargando, no?
A ver si me entendés: no quiero unirme con vos; no quiero ser lo mismo que vos. Y aunque quisiera, no podría ser lo mismo que vos, porque yo soy buena gente. Con millones de defectos, pero buena gente.
No quiero cerrar la grieta. La quiero agrandar. Quiero que siga quedando cada vez más claro quién sos vos y quién soy yo. Quiero que sea cada vez más visible que yo estoy de un lado de la grieta y que vos estás del otro.
Haceme un favor: no me jodas y metete la unidad y la concordia nacional ya sabés donde.
