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miércoles, 31 de agosto de 2016

Es un golpe

Por Raúl Dellatorre (*) Es un golpe. no hay explicación basada en normas institucionales que permita darle otro nombre.
61 diputados, algunos acusados de recibir sobornos con pruebas contundentes, otros sospechados, y el resto cómplices de los anteriores, levantaron la mano para echar a la presidenta que habilitó la investigación judicial de los hechos de corrupción de la trama Petrobras. La acusación contra Dilma Rousseff es haber derivado temporariamente fondos presupuestarios a otras cuentas, luego compensados. Desvíos que no fueron a favor suyo ni de socios o amigos, sino de planes sociales. Pero desvíos "no autorizados".
Comentarios hechos entre los miembros del gabinete interino de Michel Temer, también sospechado de corrupción, señalaban la conveniencia de sacar del camino a Dilma para frenar la ola de juicios por corrupción a políticos y empresarios. Cuando estos comentarios tomaron estado público, algunos de los ministros involucrados renunciaron. Igualmente, el Senado siguió adelante y cumplió su cometido: echar a Dilma.
La corrupción le ganó otra batalla a la democracia popular. Con las armas de la democracia institucional.

(*) Fuente: Motor Económico