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sábado, 14 de enero de 2017

De Once a Chubut: controlar la calle para negocios capitalistas

En el barrio porteño de Once se libra una batalla contra trabajadores precarizados. En Chubut, otra batalla se libra contra la comunidad mapuche que defiende sus tierras del despojo de Benetton.

En la última semana la militarización, los gases, los palos y las balas de goma estuvieron en las pantallas de todos los medios periodísticos empresariales. Los manteros, vendedores ambulantes, resisten el desalojo de la única fuente de trabajo que lograron tener.
Las empresas periodísticas se convirtieron en la voz del Gobierno, que tardó en dar explicaciones sobre lo que ahí ocurría, para mostrarlos como ilegales y sobre todo a un sector de ellos, como mafiosos. Esto último constituye el discurso dominante en estos medios.
El Gobierno prometió otorgarles un galpón como espacio para trabajar a cambio de que se inscriban en un censo y hagan un curso. Según el oficialismo esto es favorable para el sector, para que no estén a merced de las inclemencias climáticas y sometidos por las mafias manteras que los extorsionan cobrando un peaje. Lo que no dice es que la principal mafia que los extorsiona es la Policía Federal (ahora reconvertida en Policía de la Ciudad de Buenos Aires), más precisamente los agentes de la Comisaría Séptima.
Pero más allá de las promesas, la política gubernamental es dividir las filas de los manteros. Por ahora parece que logró su objetivo. En parte con el discurso que hay que separar a los delincuentes de los que “realmente” quieren trabajar, es decir censarse y pagar impuestos.
“Hay que sacar a los que son una mafia. Encontramos ropa trucha, CD truchos”, sentenció el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta y agregó que el principal problema de los porteños es la inseguridad. En ese marco, confesó: “Yo también tengo a mis hijas que salen de noche y tengo miedo. Todos tenemos miedo”.
El límite para alcanzar este “beneficio”, es que ninguno de ellos tuviera como antecedes la reincidencia. Los inmigrantes, en particular de los países limítrofes, son señalados como sospechosos de poder cumplir estos objetivos. La campaña xenófoba, una vez más ha quedado en el centro de la escena.
La otra división o enfrentamiento que promueven los funcionarios de Cambiemos y las empresas periodísticas, es la de vendedores ambulantes vs comerciantes. Este enfrentamiento tiene larga data porque los comerciantes que pagan altos alquileres, impuestos y tarifas cada vez más altas, ve como enemigo al mantero. Sin embargo, como dijo a un periodista de TN un comerciante de la calle Avellaneda donde ya fueron desalojados los manteros, “ellos vendían otras mercaderías”.
Paradójicamente, en el medio de la entrevista el local se quedó sin luz y el comerciante aclaró que eso es habitual.
Hasta ahora 800 puesteros se sumaron al censo que elaboró el Ministerio de Ambiente y Espacio Público. Quienes no cumplan con los requisitos previsto por el gobierno, no podrán acceder a los “beneficios” anunciados oficialmente. Por un lado, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) ofreció un subsidio de $ 11.700 por dos meses para cada persona que acepte sacar el monotributo social para facturar el monto de las ventas a CAME. La gran mayoría de los puesteros sostienen que los espacios ofrecidos por la Ciudad están en zonas poco transitadas y se quejan de que no podrán vender la misma cantidad de mercadería que antes.
Los manteros de Once que adhirieron al plan debieron presentar constancia de esa inscripción, el DNI y un certificado de antecedentes penales. Además estarán obligados a realizar una capacitación, en diferentes sedes de las cámaras empresariales, de lunes a viernes, cuatro horas por día. Un negocio redondo para las patronales y el Gobierno.
Este acuerdo que el oficialismo intenta pasar como una gran solución para los trabajadores, deja afuera a más de mil de ellos. Los dos galpones destinados a dar lugar, alcanza, según palabras de Larreta, para “600 locales, que si se aprietan podrán entran 800”.
Aún cuando se “aprieten”, más de mil trabajadores volverán a quedarse sin su fuente de trabajo. Muchos de ellos son las víctimas de los planes económicos neoliberales del gobierno de Menem. Mucho de ellos perdieron sus trabajos con la privatización de las empresas estatales. Otros son hijos de la crisis del 2001. Todos ellos no encontraron solución en la década ganada. Hoy, el gobierno de los CEO pretende alojarlos a algunos de ellos en un galpón y al resto convertirlos en enemigos públicos, segregarlos y desalojarlos bien lejos del barrio céntrico porteño.

¿Qué hay detrás de la persecución contra los manteros?

Por un lado Larreta, jefe de gobierno, escuchó el pedido del Presidente Macri. Desalojar a los piqueteros de la calle. Qué mejor que comenzar por los manteros, que tienen mala “prensa”.
Por otro lado, se encuentra el gran negocio inmobiliario. Larreta habló de la importancia de recuperar el barrio para hacerlo más rentable. Entre las propuestas del Gobierno se encuentra el proyecto "Once Peatonal", con el que busca "transformar el barrio para que tenga más y mejor espacio público, más disfrutable, ordenado y seguro", además "incluyen la peatonalización de calles, el ensanche en las veredas, la ampliación de las esquinas y la puesta en valor del Centro Comercial a Cielo Abierto de los locales comerciales ubicados sobre Av. Pueyrredón". Los de CAME feliz con esta iniciativa. Los casi 12 mil pesos que le pagarán a los manteros, solo por dos meses y por única vez, resultan un gran negocio.
La revalorización de la zona incluye la renovación de veredas, incorporación de alumbrado, arbolado. El negocio inmobiliario, como se ve, es de lo más importante para un gobierno de los CEO.

La guerra contra los mapuches

A favor del empresario italiano Benetton, más de doscientos efectivos de Gendarmería Nacional dispararon balas de goma y golpes para expulsar a los miembros de la comunidad mapuche de las tierras de la comunidad Pu Lof, en Cushamen, Chubut, para liberar las vías de La Trochita, un tren que los pobladores originarios tienen prohibido usar.
Las grandes empresas de periodismo, ocultaron a los televidentes y lectores que esto estaba sucediendo. Las pantallas fueron saturadas por el desalojo de Once, mientras la gran represión del sur quedaba oculta. ¿Por qué? Porque lo que subyace a este desalojo, en el sur del país, es que el pueblo mapuche quiere recuperar sus tierras. Fueron expropiados durante el gobierno de Menem a favor del hoy terrateniente Benetton, dueño de casi un millón de hectáreas en la Patagonia. En 1994 Carlos Menem se las vendió a Benetton por muy poca plata.
En síntesis, el Gobierno se prepara para atravesar el año electoral teniendo el control de las calles, mientras intenta mostrarse confiable ante los empresarios que en 2016 se sintieron desilusionados porque el gobierno no logró cambiar la relación de fuerzas entre las clases para bajar el costo laboral, como ya lo comenzó a hacer en Vaca Muerta.
La inseguridad y la baja de la edad de imputabilidad, serán el otro gran eje de campaña para lograr construir un enemigo público, militarizar las calles y desviar, ante la mirada de los trabajadores y el pueblo, que los grandes problemas de las mayorías, son generados por Gobierno de los CEO y la gran patronal.